León Trotsky en palabras de su compañera Natalia Sedova Parte II

De la crisis y expulsión de la URSS al exilio de México

La serie de entrevistas con Natalia Sedova se publicaron en cuatro números del semanario “Hoy” de México D.F, los días 26 de septiembre, 6, 13 y 20 de octubre de 1951.

Dado que era la primera vez que Natalia hablaba de su compañero para el público, estos artículos fueron reproducidos por numerosas revistas latinoamericanas parcial o totalmente, y resumidos por diversas agencias internacionales.

Traemos hoy la tercera de esas entrevistas, la serie finalizará en la edicion de EDM digital del 24 de septiembre. Podes ver la primera parte acá.

Capítulo III

A partir de 1925, del XIV Congreso del Partido Comunista Ruso, la lucha de Trotsky contra la burocratización del régimen se hace más intensa, a la vez que se inicia descaradamente la campaña de calumnias contra León Davidovich. Zinoviev y Kamenev se oponen a Stalin y se alían temporalmente con la oposición que dirige Trotsky. No quieren formar otro partido, sino regenerar y democratizar al bolchevique. Más tarde, Zinoviev, Kamenev y muchos otros, con el fin de permanecer en el partido, se someten a Stalin. Trotsky y unos cuantos fieles permanecen inquebrantables. 

-Durante la época de la alianza con Kamenev y Zinoviev se celebraban frecuentes conferencias en el Kremlin -explica Natalia- ya en el apartamento de Kamenev, ya en el de Karl Radek o el nuestro. El primero solía imitar a Stalin y eso molestaba a León Davidovich. «Ya es bastante desagradable en persona», decía, «y si ahora nos ponemos a remedarlo…». Trotsky veía que las masas estaban cansadas y que la lucha sería larga. Kamenev y Zinoviev, en cambio, confiaban en la enorme popularidad de Trotsky y se mostraban optimistas…

“Entretanto, habíamos hecho un viaje a Berlín para cuidar la salud de León Davidovich, que seguía con fiebre intermitente. Se internó en un hospital, le extirparon las amígdalas sin resultado.Y, de repente tuvimos que refugiarnos en la embajada soviética porque se pretendió descubrir que los rusos blancos preparaban un atentado contra Trotsky. Este aprovechó los días de esforzada inactividad en el hospital para escribir un libro, ‘A dónde va Inglaterra’.

“Viene la Revolución China. Stalin ordena a los comunistas chinos que permanezcan aliados con Chiang Kai-Shek cuando éste muestra su anticomunismo. El resultado, previsto por Trotsky, es una matanza de comunistas chinos exactamente 24 horas después que Stalin, en un discurso, afirma que Chiang es un pelele en manos de la internacional comunista. Esto provoca agrias discusiones en el Comité Central del Partido Ruso.”

El enterrador de la revolución

“Una tarde estábamos reunidos en nuestro apartamento del Kremlin. León Davidovich se hallaba en el Buró Político. Piatakov entró lívido. ‘¿Por qué León Davidovich dijo eso?’ exclamó. Estaba tan abatido que no pudo siquiera explicarnos lo sucedido. Lo supimos cuando regresó León Davidovich, agotado y tranquilo. Le había gritado a Stalin: ‘Es usted el enterrador de la revolución’. Stalin, furioso, salió de la sala dando un portazo. La ruptura era ya irreparable.

“León se encontraba cansado, delicado de salud, afirmaba a veces: ‘Tengo la cabeza vacía’. Solía hojear los periódicos repletos de mentiras repugnantes, le producía náuseas. No los leía; con un gesto de desagrado, los apartaba. Uno habría podido forzarse a leerlos si hubiese sido posible contestar. 

“Llega el décimo aniversario de la Revolución. La Oposición participa en la manifestación con desplegados y banderas propias. Hay peleas en las calles, las exclusiones continúan en el Partido. 

“La noche misma de ese día, León Davidovich decidió abandonar inmediatamente el Kremlin. Nos alojamos en casa de un amigo. El 15 de noviembre de 1927 se publicó la exclusión de Trotsky del partido. Al día siguiente su amigo Adolfo Ioffe, enfermo, se mató de un balazo en la cabeza. En su entierro habló Trotsky. Fue la última vez que pronunció un discurso en Rusia. 

“De un momento a otro esperábamos que nos deportaran. Sugirieron a León Davidovich que se marchara voluntariamente a Astrakán y se negó. El 16 de enero de 1928 se fijó la marcha, forzada, de León Trotsky para Alma Ata en el Asia Central. La estación estaba tan llena de amigos y de obreros que las autoridades tuvieron miedo y aplazaron la marcha hasta la madrugada del día siguiente. 

“Cuando vino la GPU a llevarse a Trotsky, éste se negó a salir. Nos encerramos. Un oficial llamado Kichkin, que había estado en el frente con Trotsky, se puso a derribar la puerta gritando:‘¡Dispare contra mí, camarada Trotsky!’. Esa exclamación les costó la vida. Derribada la puerta, los soldados tuvieron que cargar con León Davidovich porque éste seguía negándose. Aceptar la deportación era como aceptar la culpabilidad por el delito con que se la quiso justificar: actividades contrarrevolucionarias.

“Rodeados de agentes de la GPU y de 20 soldados hicimos el viaje en ferrocarril y después en auto. Se perdió parte de nuestro equipaje. En Alma Ata nos alojaron en el único hotel, hasta que nos encontraron una choza bastante grande. En la prensa comunista del extranjero, según supimos más tarde, se escribió que el viaje fue en un tren de lujo. Entretanto, muchos miembros de la oposición eran expulsados, deportados, encarcelados… Calculamos que serían 8.000 como mínimo.”

Una pequeña ciudad en el desierto

“Alma Ata -explica Natalia Sedova- era una pequeña ciudad kirguiz, con poco alumbrado y mucho paludismo. Inundaciones frecuentes y a menudo terremotos, pero rodeada de montañas, cubiertas de manzanos, que al florecer en verano nos ofrecían un bello espectáculo.

“León Davidovich en primavera, iba a la pesca. Logramos establecer contactos clandestinos con compañeros de Moscú. Uno de ellos vino a Alma Ata disfrazado de carrero. Nina, la hija de Trotsky y su primera mujer, se hallaba tuberculosa en Moscú. Nos escribió. La GPU retuvo la carta hasta que falleció, para evitar que León Davidovich pudiera pedir permiso de verla por última vez. El marido de Nina se hallaba deportado. 

“Luego ya no llegaron cartas. Estábamos aislados. Un enviado de la GPU comunicó a León Davidovich un ultimátum: si no cesaba toda su actividad política, se vería obligado a impedírsela. León Davidovich rechazó esta alternativa y escribió que se negaba a abandonar ‘un combate sostenido durante 32 años por la causa del proletariado, es decir, durante toda mi vida consciente´.”

En enero de 1929 la GPU comunicó a Trotsky su decisión de expulsarlo de la URSS. Trotsky firmó este comunicado y añadió debajo de la rúbrica: “La decisión de la GPU, criminal en el fondo e ilegal en la forma, me ha sido comunicada el 20 de enero de 1929”. Pero, ¿a dónde irán? Alemania, con un gobierno socialista, se niega a recibir al revolucionario. Inglaterra, pese a su poderoso Labour Party, también le cierra la frontera. El gobierno de Stalin gestiona del turco que admita a Trotsky. 

“Con el vagón lleno de soldados, sin poder apearnos del tren, nos llevaron durante 12 días en viaje hasta Odessa. Sergio y Ana no quisieron abandonar Rusia. Esta decisión, con los años, les costó la vida. Un buque nos dejó en Estambul el 12 de febrero. Leon Davidovich entregó al primer aduanero turco una carta dirigida a Mustafá Kemal, presidente de la república: ‘He llegado a la frontera turca contra mi voluntad y la transpongo solo por la violencia’. En 1937 fue fusilado el agente de la GPU que se encargó de controlar este último viaje nuestro por tierra rusa.”

Del Bósforo a Noruega

“Nos instalaron, de momento, en el consulado soviético de Estambul. No podíamos ir a un hotel, pues había tantos rusos blancos que habríamos corrido serio peligro de un atentado. Un amigo nos encontró una casa medio abandonada en la isla de Prinkipo y allí nos fuimos a vivir. La isla, en la que casi no habitaba nadie, nos ofrecía ciertas garantías. Dos policías velaban por nuestra seguridad. No teníamos contacto alguno con los turcos, con la sociedad cosmopolita de la ciudad, a la que Trotsky solo visitó una vez en coche. León Sedov, nuestro hijo, ya de 21 años, salía para todos los encargos. No conseguimos que Alemania o Inglaterra nos admitieran.

“Amigos de Alemania, de Francia, de Estados Unidos venían a poblar nuestra soledad. Traducían los libros de León Davidovich. Sus artículos, sus libros nos daban dinero suficiente para vivir, para mantener correspondencia y hasta para ayudar a la publicación del Boletín ruso de la Oposición -que más tarde León Sedov se encargó de publicar en París-. Este boletín llegaba difícilmente a Rusia, pero era leído en todas las embajadas soviéticas del mundo y en los círculos dirigentes estalinianos. 

“Esos años fueron de labor intensa: además del trabajo político y de la correspondencia, abundantísima. León Davidovich escribió su ‘Vida’ y la ‘Historia de la Revolución Rusa’. Para cada dato buscaba comprobantes y en eso el archivo que logramos llevarnos le fue muy útil: documentos, fotos, notas… Esos libros aparecieron simultáneamente en ruso, francés, inglés y alemán, y luego fueron traducidos a muchas otras lenguas. León Davidovich corregía las traducciones, incluso la puntuación, y eso le dejaba poco tiempo para sus amigos. Cuando más conversaba con ellos eran los ratos de pesca que le servían de descanso. De regreso decía: ‘Es como si el cerebro trabajara solo: toma empuje y no hay más que seguirlo’. Así escribió ‘Mi Vida’ en unos pocos meses, de una sola vez. 

“A veces llegaba, clandestinamente, correo de Rusia. Así León Davidovich en Alma Ata, se enteró de los detalles de la reunión del Buró Político en el cual Stalin propuso la expulsión de Trotsky del país, diciendo que resultaría más fácil desacreditarlo. Bujarin votó en contra. Cuando unos amigos sugirieron a la viuda de Lenin, Nadezjda Krupakaya, que protestara, ella contestó desalentada:’ ¿Ante quién podemos protestar?’. Muchos oponentes, para no verse fuera del partido, capitulaban. Los intransigentes, en los ‘aisladores’ de las prisiones no mantenían ninguna relación con los capituladores que también solían ir a parar a la cárcel o al campo de trabajos forzados.”

En febrero de 1932, el Buró Político retira la nacionalidad soviética a Trotsky y a sus familiares que se encuentran en el extranjero. En octubre del mismo año, Trotsky y Natalia van a Copenhague, la capital danesa, para dar una conferencia ante una asociación de estudiantes.

“Teníamos visados y eso nos parecía extraordinario. Durante el viaje visitamos la ruina de Pompeya, atravesamos París rodeados de policías. De incógnito. En Copenhague, Trotsky habló en el estadio. Fue la única vez que pronunció un discurso, durante los largos años de exilio. El rey se opuso a que esta conferencia fuera radiada y luego a que se le permitiera a León Davidovich permanecer más tiempo en Dinamarca. Pero tuvimos ocasión de hablar con muchos amigos políticos de León Davidovich que acudieron para entrevistarse con él. Pudimos conversar por teléfono con León Sedov. Se encontraba en Berlín y no le dieron visado para que viniera a vernos. Tampoco nos dieron visado para ir a Suecia: el gobierno de Estocolmo no tenía inconveniente en recibirnos, pero la embajadora soviética Alejandra Kolantay, que antaño fue oponente de extrema izquierda, se opuso. 

“De regreso, en Corintio tuvimos una sorpresa. En el puerto había una multitud que nos acogió con vivas a Trotsky. Entonces se enteraron los pasajeros del buque en que íbamos de quién era, realmente, el silencioso señor Sedov, pues este es el nombre que adoptó León al salir de Rusia. 

“En 1933, dos desgracias nos abruman: Zina, la hija mayor de León Davidovich, se suicida con gas en Berlín, donde está tratándose una tuberculosis. Nuestra casa de Prinkipo se incendia y perdemos todo el archivo fotográfico y los libros. A fines de ese año, el gobierno de Daladier nos da visado para ir a residir a Francia, primero en la costa y después en Barbizon, cerca de París. León Davidovich se rasuró la barba y hasta el alcalde del pueblo ignoraba su identidad. La prensa la descubrió, empero, y puso fin a nuestra tranquilidad. Estuvimos en París, luego en un pueblecito de los Alpes, donde también nos identificaron. Disfrazados de gentes en luto, pasamos diez meses en casa de un maestro de escuela en Grenoble. De hecho, decía León Davidovich, durante la estancia en Francia, nos hallamos más aislados que en Pronkipo. Y nos expulsaron. ¿A dónde ir? En Noruega se constituyó un gobierno obrero y nos dio el visado. Antes de embarcar, nos enteramos de la desaparición en Rusia de nuestro hijo Sergio. Tenía 27 años, era ingeniero, no se interesaba mucho por la política, pero era hijo de Trotsky. Días después me regresaron una postal que envié a Lola, la esposa de Sergio: ‘Ausente, sin dejar dirección’. Ella también desapareció… El gobierno belga, socialista, no nos autorizó a pasar un día en Amberes antes de tomar el buque.”

Los procesos de Moscú

En Noruega los Trotsky se instalaron en casa del diputado socialista Konrad Knudsen en Weksal, a 60 kilómetros de Oslo. Trygve Lie, el actual secretario de la ONU, es ministro de justicia y se entrevista con Trotsky. 

“Recibíamos visitas una vez estas acudían al periódico que dirigía nuestro huésped, donde les daban una especie de pase. León Davidovich trabajaba en ‘La revolución traicionada’. Al poco de estar en Noruega-donde llegamos a finales de 1935-, estábamos en un chalet de la montaña, de excursión. Aprovechando la ausencia, un grupo de jóvenes fascistas noruegos intentó asaltar nuestra vivienda. La presencia de la hija de nuestro huésped, Yordis, se lo impidió. Y una noche, escuchando el radio, Knudsen oyó que desde Moscú se anunciaba el comienzo del proceso del “Centro trotskista-zinovietista”. Fue el proceso de los trece. Vivíamos unos días de angustia, de pesadilla. Cuando recibimos el texto de las secciones del proceso, en las cuales se hablaba constantemente de Trotsky, ya estaba terminando el proceso y ejecutada la sentencia. Trotsky y León Zedov son condenados en rebeldía a la pena de muerte. Vichinsky había terminado su discurso de acusación con esta frase: ‘´¡Exijo, camaradas jueces, que esos perros rabiosos sean fusilados desde el primero al último!’. Los perros rabiosos habían sido los hombres de Octubre de 1917… Yagoda, el jefe de la policía política, que ha montado este proceso monstruoso, será ejecutado poco después. 

“León Davidovich,en muestra en nuestra casita de Weksal, vive días de fiebre. Anota el texto del proceso, acumula pruebas de las falsedades que en él se dicen. Telegrafió al tribunal de Moscú pidiendo que lo llamen a juicio. No se recibe respuesta. Agotado, sale a veces a pasear por entre los abetos. ‘Estoy cansado’, dice. Es el sentirse con las manos atadas sin poder luchar. No quiero insistir ahora, en las acusaciones lanzadas contra Trotsky.

“Pero recuerdo, y eso sí merece señalarse, que Trotsky indicó, entonces que de los siete miembros componentes del Buró Político de la época de la Revolución, uno, Lenin, murió, cinco fueron fusilados y solo sobrevive Stalin. 

“Los acusados han confesado, pero Trotsky en Noruega sigue sosteniendo el combate, desmenuzando el proceso, demostrando su falsedad. El gobierno noruego recibe del soviético un ultimátum. La presencia de Trotsky en Noruega es contraria al sostenimiento de relaciones diplomáticas normales. Trygve Lie pide a Trotsky que se abstenga de escribir sobre política. Trotsky no quiere situaciones intermedias. Solicita que le detengan y Triygbe Lie nos confina en una casa especial. El secretario de León Davidovich, Erwin Wolf, es expulsado del país. Se va a España a luchar contra Franco. Allí, desaparece en manos de los estalinianos. 

“Al borde de un fiord, en una amplia casona, estamos detenidos, tratados con toda consideración, pero sin poder salir al patio, sin recibir correspondencia no censurada. Fue necesario promulgar una ley para legalizar esta situación. En esto se celebró el proceso contra los fascistas que intentaron saltar nuestra casa. Trotsky declaró en él y pudo hablar extensamente y a puerta cerrada de la tragedia de Moscú, las acusaciones que se le dirigían.

“De súbito, una noticia en París. El Instituto de Historia Social en el cual nuestro hijo León Sedov había depositado una parte de nuestros archivos ha sido asaltado de noche. Los rateros solo se llevaron los documentos de Trotsky. León Sedov también en París se sentía vigilado…

“ En diciembre de 1936 llega una carta desde México. Amigos desconocidos han logrado que el presidente Lázaro Cárdenas nos admita en el país. 

“El 9 de enero de 1937 el buque ‘Ruth’ entra en el puerto de Tampico. Algunos amigos mexicanos, Max Schachtman y George Novak, nos acogen. 

“En México la GPU tiene sus agentes, como en todas partes. Un tren ofrecido por el gobierno nos llevó hasta lugares desconocidos. Luego, un auto y una casa con su patio, sus cuadros, sus objetos y de arte azteca: la casa de un famoso pintor.”


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