Caracterizando al Secretariado Unificado de la IVª Internacional hoy

Una respuesta a la Declaración de la Tendencia Cuarta Internacionalista


Este documento intentará responder a un problema clave planteado en la Declaración de la Tendencia Cuarta Internacionalista (1979). Esta es la cuestión de la caracterización del Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional (SU), una cuestión que es importante para decidir cómo responder a la crisis de la Cuarta Internacional.


 


La Declaración correctamente critica al SU por su adaptación al foquismo guevarista y su democratismo pequeño burgués en relación a la lucha antiimperialista en América Latina y en cualquier lugar en el Tercer Mundo. Correctamente, critica al SU, nuevamente, por la inadecuación de su autocrítica sobre la cuestión del foquismo en el Xº Congreso Mundial. A esto deberían agregarse los ejemplos de apoyos no críticos del SU a los sandinistas en Nicaragua y a Lula en Brasil, ocurridos luego de que la Declaración fuera escrita en 1979. No escasean los ejemplos de esta clase de falta de independencia política, lo cual, en mi opinión, es la marca propia del centrismo. En este sentido, es necesario estar en desacuerdo con la parte de la Declaración que caracteriza al SU como contrarrevolucionario, sobre la base del "giro" hacia la guerrilla en 1969. La Declaración lo plantea así:


"Nadie ignora que el foquismo y el terrorismo individual son completamente extraños al trotskismo. No puede tratarse de un error momentáneo y secundario, porque importa el abandono de la concepción marxista de la revolución de nuestra época y del rol dirigente que debe jugar el proletariado en ella. En otras palabras, el SU abandonó el programa trotskista en su integridad por el foquismo y el aventurerismo castristas. Hay errores y errores. Algunos de ellos se refieren a aspectos tácticos, e inclusive, a puntos programáticos secundarios. Estas desviaciones pueden muy bien ser superadas por el camino de la autocrítica. Pero cuando se trata del abandono de los principios del programa quiere decir que una organización se desplaza del campo revolucionario al campo de la contrarrevolución. La organización que protagoniza tan descomunal salto es irrecuperable para el proceso revolucionario" (1).


 


El problema con esta formulación, en mi opinión, es que es demasiado mecánica y formalista. Fracasa en capturar la realidad viviente de las contradicciones del stalinismo de posguerra, del cual el guevarismo es sólo un ejemplo, y por lo tanto fracasa en apreciar correctamente la magnitud de los errores de los mandelistas. Decir que el SU abandonó, en ocasiones, el programa de la revolución proletaria es una cosa. Sobre eso podemos acordar. Decir, sin embargo, que abrazó el programa de la clase enemiga es otra cosa. No es correcto en mi opinión. El SU ciertamente careció de independencia política respecto a otras direcciones no proletarias y actuó como cobertura de izquierda del nacionalismo pequeño burgués en Nicaragua. Actuó también como lugarteniente de Lula en el PT de Brasil. Adoptó, por un tiempo, el programa aventurero pequeño burgués de los guevaristas. Sin embargo, la única vez que una sección del SU cruzó realmente una línea de clase fue en Sri Lanka, en 1964, cuando integró un gobierno burgués. No obstante, el resto del SU expulsó a esta sección de sus filas. Si no lo hubiera hecho, la Tendencia Cuarta Internacionalista habría estado justificada en decir que el SU se había integrado a las filas de los reformistas contrarrevolucionarios. Pero éste no fue el caso.


 


Para caracterizar adecuadamente el fenómeno del guevarismo, tenemos que verlo en el contexto de las contradicciones del stalinismo tal como se desenvolvieron desde la degeneración de la Revolución Rusa. Trotsky caracterizó al stalinismo, primero, como "centrismo burocrático", desde mediados de la década del veinte, y perseveró con este análisis hasta el momento que el stalinismo sostuvo el rearme del imperialismo francés, en 1935. Entonces modificó su caracterización hacia aquella otra de "contrarrevolucionario". Esto fue así, a pesar del hecho que las fechorías del stalinismo en ese período fueron muy graves. Los stalinistas le dieron una cobertura de izquierda a la burocracia de los sindicatos que habían traicionado la huelga general en Gran Bretaña. La ausencia de política independiente de los stalinistas en China, en relación al nacionalista-burgués Kuomingtang, condujo a la masacre de los comunistas por ese partido. En Rusia, los stalinistas arrestaron a Trotsky y lo exiliaron. El ultraizquierdismo criminal de los stalinistas en Alemania condujo a la derrota del partido comunista más grande del mundo a manos de Hitler. Aunque Trotsky trazó la conclusión de que la Tercera Internacional estaba "muerta para los propósitos de la revolución" poco después, apeló aún a su caracterización de "centrismo burocrático" por dos años más hasta 1935.


 


Sin embargo, aunque el apoyo stalinista al rearme francés y, un año más tarde, las acciones represivas de los stalinistas en la Guerra Civil Española, fueron la ocasión a partir de lo cual Trotsky caracterizó al stalinismo como contrarrevolucionario, las contradicciones dentro del stalinismo eran aún evidentes. Dos años después, en 1939, los "contrarrevolucionarios" stalinistas tiraron abajo el capitalismo en Polonia oriental, después de anexarla como parte del pacto Hitler-Stalin. Esto evidenciaba, de acuerdo a Trotsky, que la Revolución Rusa "no había sido completamente asesinada" por Stalin (2). El movimiento trotskista fue llevado al caos por estos eventos. Los schatchmannistas, con su metodología formal, no podían aceptar el análisis de Trotsky y se fueron con una significativa proporción de la militancia del SWP de los Estados Unidos, y varias otras secciones de la Cuarta Internacional.


 


Casi el mismo proceso tuvo lugar después de la guerra, cuando el stalinismo "contrarrevolucionario" tiró abajo el capitalismo en Europa del Este, Yugoslavia y China, la nación más grande de Oriente. El hecho de que realmente los stalinistas condujeran una guerra civil contra los nazis y las chetniks monárquicas en Yugoslavia, y contra los imperialistas japoneses y las fuerzas nacionalistas burguesas en China, llevó a otra reacción unilateral de parte de los trotskistas, y más adelante, a una crisis en las filas de la IVa Internacional. Los schatchmannistas, antes de la guerra, acentuaban uno de los aspectos de la naturaleza contradictoria del stalinismo sus reaccionarios métodos militar-burocráticos y declararon, formal y unilateralmente, que la izquierda no tenía ya nada que defender en Rusia. Los pablistas, después de la guerra, tomaron otra vez en forma unilateral un aspecto de la totalidad contradictoria el hecho de que los stalinistas habían conducido la lucha de los partisanos contra los nazis durante la guerra y las guerras civiles posteriores en Yugoslavia y China. Declararon formalmente que los stalinistas no eran más contrarrevolucionarios, sino centristas.


 


Ninguno de estos puntos de vista coincide con el análisis dialéctico de Trotsky, que reconocía que el stalinismo podía ser de naturaleza contrarrevolucionaria y, al mismo tiempo, sin embargo, tirar abajo la propiedad capitalista en determinadas partes del mundo. El stalinismo mantenía su carácter contrarrevolucionario porque, mientras expropiaba al capitalismo en una parte del mundo a causa de estrechas razones de autopreservación burocrática, lo hacía a expensas del sacrificio de las perspectivas de completar el proceso de la revolución permanente. Sacrificaba la revolución a escala mundial, lo único que hubiera consolidado las conquistas de la Revolución Rusa y hubiera permitidoromper el cerco imperialista (3).


 


La Revolución Cubana


 


La Revolución Cubana fue llevada a cabo no por el Partido Comunista cubano, sino por el Movimiento 26 de Julio, un movimiento nacionalista pequeño burgués. Este movimiento, más tarde, abrazó el stalinismo, cuando las acciones hostiles del imperialismo yanqui lo condujeron a la alianza con la Unión Soviética. Guevara, un médico argentino, participó en la Revolución Cubana y luego intentó repetirla en el Congo y en Bolivia. Sin embargo, un reciente informe en el londinense Guardian reveló que Guevara, en un encuentro con un representante del gobierno de Kennedy, en Uruguay, inmediatamente después de la Revolución Cubana, en agosto de 1961, propuso en privado un acuerdo por el cual Cuba no expropiaría intereses de los EE.UU. si cesaban las acciones de hostilidad económica y militar de los Estados Unidos. Esta oferta nunca fue aceptada por Kennedy (4).


 


El punto clave acerca del guevarismo, sin embargo, es que una vez más, las acciones de los stalinistas (o, para ser más preciso, de los nacionalistas pequeñoburgueses que abrazaron la ideología del stalinismo) en la Revolución Cubana, en el Congo, en Bolivia y, más tarde también, en Angola y Mozambique, parecían contradecir la idea de que el stalinismo era contrarrevolucionario. Los stalinistas cubanos estuvieron en agudas y crueles guerras civiles contra el imperialismo y sus títeres domésticos. Y en la Revolución Cubana, el capitalismo fue derrocado y los stalinistas, una vez más, nacionalizaron los medios de producción. Esto provocó una agitación en las filas de la IVa Internacional, en las dos fracciones que se reclamaban bajo su manto, el Comité Internacional de la IVa Internacional (CI) y el Secretariado Internacional de la IVa Internacional (SI), repitiendo los antiguos errores formales de schatchmannistas y pablistas. El CI, dirigido por Healy y Lambert, repitió los errores de los schatchmannistas, con la absurda idea de que Cuba era un Estado capitalista, mientras los pablistas simplemente continuaron siendo pablistas y declararon que Cuba era un Estado obrero sano, sin la necesidad de una revolución política. Esto condujo a un realineamiento de las facciones cuando el SWP norteamericano y la corriente de Moreno rompieron con el CI y se unieron al recién formado Secretariado Unificado de la IVa Internacional (SU).


 


Sin embargo, lo que nos interesa aquí es la naturaleza del error de los mandelistas. ¿Por qué el CI perdió un gran porcentaje de sus miembros a manos del SU debido la cuestión cubana? ¿Por qué Guevara se convirtió en una leyenda heroica para la juventud izquierdista de todo el mundo? ¿Por qué surgió una completa red de organizaciones guevaristas, como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) chileno, por toda América Latina? ¿Por qué los Estados Unidos establecieron la Alianza para el Progreso, que proveyó mucho dinero para financiar los programas de ayuda a sus aliados derechistas de América Latina? Todas estas cosas ocurrieron porque la Revolución Cubana sacudió la dominación de los imperialistas en la región, su propio patio trasero, y esto condujo a una indudable radicalización de la juventud latinoamericana. Los intentos de Guevara de extender la Revolución Cubana a Africa y a América Latina fueron obstaculizados por la URSS y los partidos comunistas del continente latinoamericano. En la izquierda, en consecuencia, la campaña de Guevara en Africa y en Bolivia pareció a muchos como una ruptura con la política stalinista de coexistencia pacífica con el imperialismo. La persistencia de la lógica formal en el pensamiento de la izquierda condujo a muchos a la conclusión de que el guevarismo era una especie de ruptura centrista con el stalinismo contrarrevolucionario. La noción mandelista, que hacía de Castro un "trotskista inconsciente", es un ejemplo particularmente absurdo de esta clase de pensamiento. La adopción de la estrategia de la guerrilla por el Congreso Mundial del Secretariado Unificado de 1969, se desarrolló a partir de este tipo erróneo de pensamiento.


 


Si los mandelianos reaccionaron de manera formalista al guevarismo, entonces tiene que decirse que la Declaración de la Tendencia Cuarta Internacionalista reacciona de manera formalista en su afirmación sobre las aventuras guevaristas de los mandelianos. La naturaleza contrarrevolucionaria del stalinismo, como hemos hecho notar más arriba, se desprende de su método militar-burocrático y maniobrero. El hecho de que Stalin firmara un pacto secreto con Hitler para anexar, por la fuerza militar, el Este de Polonia y los Estados bálticos, posibilitaba derrocar al capitalismo en una pequeña parte del mundo; pero lo hizo al precio de debilitar las posibilidades de la revolución en el resto. La diplomacia secreta y las maniobras militares con Hitler introdujeron confusión y desánimo en las filas de la vanguardia a nivel internacional, y debilitaron la conciencia de clase de las masas en su conjunto. Si hay un paralelo con esto en la Revolución Cubana, fue el intento secreto de acordar con el imperialismo norteamericano de parte de Guevara, que hemos mencionado más arriba. Los intereses de las masas, internacionalmente, eran una pieza de negociación en el juego diplomático entre los imperialistas y los stalinistas cubanos.


 


¿Pero qué importancia debería asignarse a la adopción por el SU de la guerra de guerrillas como una estrategia, y a la afirmación de la Declaración de que esto significa que el SU se ha convertido en una corriente contrarrevolucionaria? Este enfoque contrasta con el de Trotsky frente a la situación, no tan diferente, que enfrentaron los trotskistas chinos a principios de la década del 30. Después de la derrota de la Revolución China en 1927, el Partido Comunista chino, al que Trotsky caracterizaba entonces como "centrista burocrático", abandonó los distritos obreros en las ciudades y fue al interior del país, donde comenzó a organizar ejércitos guerrilleros entre el campesinado. Trotsky envió a sus partidarios el siguiente texto, que quiero citar con cierta extensión:


"El centrismo burocrático, como centrismo, no puede tener una base de clase independiente. Pero en su lucha contra los bolchevique-leninistas está obligado a buscar apoyo en la derecha, es decir, en el campesinado y en la pequeñoburguesía, contraponiéndolos al proletariado. La lucha entre las dos fracciones comunistas, los stalinistas y los bolchevique-leninistas, contiene entonces, en sí misma, una tendencia interna a transformarse en lucha de clases. El desarrollo revolucionario de los acontecimientos en China puede llevar esta tendencia a una definición, es decir, a la guerra civil entre el ejército campesino dirigido por los stalinistas y la vanguardia proletaria dirigida por los bolchevique-leninistas.


 


"Que este conflicto trágico aflore, enteramente debido a los stalinistas chinos, significaría que la Oposición de Izquierda y los stalinistas dejaron de ser fracciones comunistas y se convirtieron en partidos políticos hostiles, cada uno con una diferente base de clase.


 


"Sin embargo, ¿esta perspectiva es inevitable? No, no pienso eso en absoluto. Dentro de la fracción stalinista (el Partido Comunista oficial) no sólo hay campesinos, es decir, tendencias pequeñoburguesas, sino también tendencias proletarias. Es extremadamente importante para la Oposición de Izquierda buscar el establecimiento de conexiones con el ala proletaria de los stalinistas, presentándoles la evaluación marxista de los ejércitos rojos y la interrelación entre el proletariado y el campesinado en general.


 


"Mientras mantiene su independencia política, la vanguardia proletaria debe estar siempre dispuesta a asegurar la acción unida con la democracia revolucionaria. Mientras rechazamos identificar los destacamentos armados campesinos con el Ejército Rojo como el poder armado del proletariado, y no nos inclinamos a cerrar los ojos frente al hecho de que la bandera comunista oculta el contenido pequeñoburgués del movimiento campesino, nosotros, por otra parte, tenemos una visión absolutamente clara de la tremenda significación revolucionaria democrática de la guerra campesina. Nosotros enseñamos a los trabajadores a apreciar su significado y a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para alcanzar la alianza militar necesaria con las organizaciones campesinas.


 


"En consecuencia, nuestra tarea consiste no sólo en impedir el dominio político-militar sobre el proletariado del ejército campesino, sino también en preparar y asegurar la dirección proletaria del movimiento campesino, sus ejércitos rojos en particular" (5).


 


Evidentemente, hay ciertas diferencias obvias entre la situación en China a principios de la década del '30 y la situación en América Latina en los '60 y los '70. El Partido Comunista chino era una fuerza mucho más significativa que el SU en América Latina, a pesar de Hugo Blanco. El foquismo guevarista no era la vía del PC chino, aunque la intención de Guevara era, eventualmente, crear un movimiento de masas dirigido por los comunistas entre el campesinado, similar al de China en la década del 40.


 


Aunque caractericemos a los partidos comunistas hoy como contrarrevolucionarios en lugar de "centristas burocráticos", la cuestión es: ¿la adopción de la guerrilla como estrategia, implica que el SU se convirtió en una fuerza contrarrevolucionaria, como sostiene la Declaración? Creo que la diferenciación de Trotsky, indicada en la palabra "tendencia", en la cita precedente, puede ayudarnos a responder la pregunta. Trotsky dice que en la lucha entre los ejércitos campesinos dirigidos por el stalinismo, y las fuerzas trotskistas en el movimiento obrero, había una "tendencia interna a transformarse en lucha de clases", pero que eso no era inevitable y que la cuestión todavía no había sido decidida. Sólo en el punto en que una guerra civil se desarrollara entre esas dos fuerzas sería apropiado decir que los stalinistas y los trotskistas ya no eran fracciones comunistas, sino "partidos políticos hostiles, cada uno con una diferente base de clase". Es claro del enfoque de Trotsky que la adopción de una estrategia de guerrilla rural no implica necesariamente que una degeneración contrarrevolucionaria ha sido completada.


 


Como hemos visto, el Partido Comunista chino llevó a cabo una estrategia semejante en el período 1928-35, período en el que Trotsky lo caracterizó como "burocrático-centrista".


Si aplicamos la misma metodología al giro guerrillerista del SU, pienso que podemos decir algo bastante similar. Hubo toda clase de peligros en el giro guerrillerista y tuvo el potencial ("tendencia") de orientar una degeneración contrarrevolucionaria si la lógica del sustitucionismo hubiese llegado a su conclusión. Eso no sucedió, esa estrategia fracasó para ganar el apoyo de las masas y fue abandonada. Dentro del SU se desarrolló la oposición interna al "giro" guerrillerista, y la "tendencia" hacia una posible degeneración contrarrevolucionaria fue detenida. Mientras la "tendencia proletaria" del SU (una organización de propaganda) fue indudablemente mucho menos evidente que la practicada en los años 30 por el PC chino entre las masas, el hecho de que se desarrollara una oposición al "giro" guerrillerista no dejó de tener significación. Cualesquiera fueran las insuficiencias en la lucha de la Tendencia Leninista Trotskista (LTT) liderada por el SWP de los EE.UU. y Moreno, ésta luchó en defensa de la idea de un partido leninista (6). Eso no significa que las posiciones políticas o la práctica de la LTT sean defendibles en todas las cuestiones, pero en esta cuestión, la LTT hizo un combate limitado, colocándose en la oposición al "giro" guerrillerista.


 


¿Qué conclusiones deberíamos extraer los trotskistas consecuentes sobre el período de los 60 y 70 para definir el combate que nos permita superar la crisis de la Cuarta Internacional? Primeramente, tiene que decirse que la mayoría del SU, la Tendencia Mayoritaria Internacional, no se transformó aún en una tendencia contrarrevolucionaria, sino centrista; tiene que ser considerada como una fracción del movimiento trotskista, la Cuarta Internacional. Segundo, y continuando con este análisis, fue necesario para los trotskistas consecuentes unirnos al SU, y luchar dentro de él cuando fue establecido en 1963. El Comité Internacional liderado por Healy-Lambert y la tendencia Militant de Grant, cometieron un error sectario no haciendo eso. Los Espartaquistas, en contraste con su posterior y enloquecida degeneración sectaria, tuvieron una correcta apreciación defendiendo la idea de Cuba como un Estado obrero deformado y luchando dentro del SU hasta su expulsión. No había una razón lógica para mantener una existencia separada, cuando existía la oportunidad, como se hizo, de luchar dentro del SU.


 


Lo mismo puede decirse hoy. Es necesario argumentar por el reagrupamiento de los trotskistas dentro de una Cuarta Internacional reconstruida, en la cual los resultados puedan ser debatidos y las lecciones aprendidas, no para llenarse de papel sobre las diferencias, sino para luchar por la claridad política. Hoy, la misma "tendencia" hacia la degeneración contrarrevolucionaria de las fuerzas del SU, esta vez en dirección al reformismo, puede verse en el Partido de los Trabajadores de Brasil. En el período anterior a las elecciones, parecía posible que Lula ganara. La cuestión surgió por la posibilidad de que la sección del SU diera su apoyo político a un gobierno reformista. Otros ejemplos de falta de independencia política existen en otras secciones del SU (por ejemplo, México y Sri Lanka). Es obvio que tales "tendencias" pueden tener graves consecuencias, pero no debiéramos permitir que nuestra caracterización salte por delante de los actuales acontecimientos. Trotsky fue siempre extremadamente cauteloso en sus observaciones, nosotros debiéramos serlo también. Sería mejor hacer algo positivo acerca de esto, como la ITO ha venido haciéndolo en el período pasado, actuando como una tendencia de oposición dentro del SU. Un resultado exitoso de esta lucha no puede ser garantizado en la medida que somos pequeños, pero si no se intenta luchar, un resultado negativo es seguro (7).


 


Hoy, las únicas organizaciones trotskistas internacionales de alguna importancia, el SU y el The Militant, dirigido por el Comittee for Workers International (CWI), están en un proceso de discusiones considerando la posibilidad de fusionarse. Los trotskistas consecuentes deberían intentar formar parte de ese proceso, y si fueran excluidos por obstrucciones burocráticas, deberían intentar mantener las relaciones externas más estrechas posibles, en lugar de "quemar las naves" y marginarnos nosotros de esas mismas organizaciones. Esto puede lograrse manteniendo una política de diálogo y colaboración donde sea posible. Mientras los problemas políticos de esas dos organizaciones continúan siendo evidentes, es necesario monitorear desarrollos en ellas e intervenir en cuanta vía sea posible para traerlas a la política de regeneración y de reconstrucción organizacional de la Cuarta Internacional.


 


 


 


Notas:


1. Declaración de la Tendencia Cuarta Internacionalista, 1979.


2. Trotsky, León D., In Defence of Marxism, New Park, London, 1971, p. 28.


3. ibid., pps. 23-4.


4. The London Guardian, abril 30 de 1996. En el artículo se lee: «JFK desairó el ofrecimiento del Che (título). Burlado por el fracaso de la invasión a Cuba de Bahía de los Cochinos, el presidente Kennedy rechazó un ofrecimiento del Che Guevara para alcanzar un acuerdo de paz entre los Estados Unidos y Cuba, de acuerdo a los nuevos documentos puestos en circulación. El ofrecimiento está detallado en un memorándum escrito por el máximo concejero de la Casa Blanca, quien describió un notable encuentro con Ernesto Che Guevara, el guerrillero nacido en Argentina que se convirtió en el segundo hombre con mayor poder en Cuba. El Miami Herald entrevistó ayer a Richard Goodwin, asistente especial de Kennedy, quien se arrimó a Guevara en un cocktail en Uruguay el 17 de agosto de 1961, cuatro meses después del fracaso de la invasión a Cuba apoyada por los EE.UU.. Guevara dijo a Goodwin que el gobierno de Castro estaba preparándose para marchar a una alianza con el bloque soviético, pagando por las propiedades comerciales americanas confiscadas y restringiendo el apoyo cubano a las guerrillas izquierdistas en otros países. A cambio, los EE.UU. cesarían las acciones hostiles. Kennedy ignoró el mensaje de Castro, mientras autorizaba la Operación Mongoose, un plan secreto para provocar el derrumbe de Cuba» AP, Miami.


5. Trotsky, León D., Writings of Leon Trotsky, 1932, Pathfinder, New York, 1973, p. 200.


6. Documentos sobre el debate en el SU acerca de la lucha de guerrillas en América Latina, en: Hansen, J., The Leninist Strategy of Party Building, Pathfinder, New York, 1979. 7. Las posiciones de la ITO pueden consultarse en su documento fundacional, la Declaración de Principios de la Oposición de Izquierda Internacional (ITO), 1992. Esta resultó de una reelaboración de un temprano documento del Grupo Bolchevique Leninista (GBL de Italia) redactado inicialmente a fines de los 70. Fue luego adoptado por el Comité de Ligazón Trotskista Internacional (TILC) en 1979, por el Comité Trotskista Internacional (ITC) en 1984, y más tarde rebosquejado como documento fundacional de la Fracción por el Trotskismo Internacional (FTI) en diciembre de 1991. Esta versión puede consultarse en Bulletin of the Faction for a Trotskyst International Nº 1 (1992). La Fracción por el Trotskismo Internacional se juntó con otras fuerzas para formar la ITO en 1992.


 

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