El trotskismo en Estados Unidos en tiempos de la preguerra: el caso del juicio de Minneapolis

Monografias


Introducción


 


Este trabajo trata sobre un juicio, denominado "Juicio de Minneapolis", iniciado el 27 de septiembre de 1941 en un tribunal federal de la ciudad de Minneapolis, Corte de Distrito de los Estados Unidos, Distrito de Minnesota, División Cuarta. Minneapolis es una ciudad situada en el Estado de Minnesota, a orillas del río Mississipi. La parte acusadora fue el Estado Federal de los Estados Unidos de América y la parte acusada veintinueve líderes del Partido Socialista de los Trabajadores (Socialist Workers Party, SWP) y del sindicato de camioneros industriales de Minneapolis, integrante del Congreso de las Organizaciones Industriales (Congress of Industrial Organizations, CIO), Local 544. Esta sección de la CIO había sido la punta de lanza de una campaña de organización del movimiento sindical por todo el noroeste del país, además de liderar luchas y huelgas en la zona. El cargo de la acusación fue de sedición hacia el gobierno y planificación de su derrocamiento mediante el uso de la fuerza.


 


La hipótesis que intentaremos demostrar es que el Juicio de Minneapolis estuvo relacionado con el pago de deudas políticas que el presidente F. D. Roosevelt Ten[ia con sindicalista Daniel J. Tobin, cabeza del sindicato de camioneros de la Federación Americana del Trabajo (American Federation of Labor, AFL).


 


Resumen del Juicio de Minneapolis


 


En el Juicio de Minneapolis se procesó a 29 de los principales dirigentes del SWP, que tambíen eran siendo en la mayoría de los casos líderes del sindicato de camioneros de esa ciudad. Algunos nombres fueron: Grace Carlson (candidata en 1940 por Minneapolis al Senado), James P. Cannon (Secretario Nacional del SWP), Felix Morrow (editor de la prensa del SWP, El militante, "The Militant"), Albert Goldman (miembro del Consejo de Redacción de El militante y abogado defensor en el citado juicio), Farrel Dobbs (líder de los camioneros y Secretario Nacional Sindical del SWP), Miles Dunne (líder de los camioneros), Vincent Dunne (líder de los camioneros), Grant Dunne (líder de los camioneros), Carl Skoglund (líder de los camioneros), Harry DeBoer (líder de los camioneros), Clarence Hamel, Edward Palmquist, Carl Kuehn, Alfred Russel, Oscar Shoenfeld, Jake Cooper, Oscar Coover Sr., Max Geldman, Emil Hansen y Carlos Hudson, entre otros.


 


Acerca del juicio, el periódico The New York Times, comenta en su edición del 16 de julio de 1941, lo siguiente: "La denuncia formulada acusa a los miembros del SWP de buscar penetrar en posiciones claves de las principales industrias (especialmente del transporte, industria naviera, fabriles, agrícolas e industria minera y maderera) e influir en sus obreros para incorporarlos al partido" (1). Informa también que el alegato de la parte denunciante es que "los acusados tienen como objetivo armar a su debido tiempo una revolución armada en contra del Gobierno de los Estados Unidos de América. El SWP levantaría y levantó la consiga del control de las milicias por parte de los obreros y trabajadores, otorgarles explosivos, armas, municiones y equipo militar, y organizarlos en grupos militares, unidos, armados y entrenados bajo el nombre de Guardias de Defensa Obrera (Union Defense Guard)" (2).


 


No es fortuito que este método de defensa obrera saliera a luz como la perla de la acusación. Las Guardias de Defensa Obrera habían sido creadas a instancias de las huelgas de Minneapolis que se sucedieron desde 1934 a 1937. Fueron puestas en pie por la organización que nucleaba a los huelguistas con el fin de protegerse de los ataques de los agentes de los empresarios (grupos armados de parapoliciales o directamente de la policía antimotín) y de grupos patoteriles de sindicatos rivales. En los cargos de acusación se detalla que el SWP reivindica a las Guardias de Defensa Obrera como "protección contra intentos violentos de destruir a los sindicatos", aunque "en verdad su destino era derrocar y derribar por la fuerza al gobierno constitucional de los Estados Unidos de América". El reporte concluye con la afirmación de que "los miembros (del SWP) aceptaban como ideal la fórmula de la revolución Rusa de 1917, y ciertos acusados fueron desde Twin Cities a la Ciudad de México, donde recibían consejos de León Trotsky" (3).


 


Las sentencias del Juicio de Minneapolis fueron las siguientes: se levantaron los cargos de cinco de los acusados falta de pruebas; otros cinco acusados (incluyendo a Miles Dunne) también fueron declarados por el jurado; dieciocho fueron condenados a prisión entre doce y dieciocho meses. La sentencia fue apelada en 1943 y confirmada. Algunos fueron liberados por buena conducta poco antes de lo estipulado. Los seis sentenciados a un año (Harry DeBoer, Clarence Hamel, Edward Palmquist, Carl Kuehn, Alfred Russel y Oscar Shoenfeld) recuperaron su libertad en octubre de 1944. Y los doce restantes (James Cannon, Jake Cooper, Oscar Coveer Sr., Farrel Dobbs, Vincent Dunne, Max Geldman, Albert Goldman, Emil Hansen, Carlos Hudson, Felix Morrow, Carl Skoglund y Grace Carlson), el 24 de enero de 1945, permaneciendo en prisión dieciocho meses. Algunos de los dirigentes de los camioneros pasaron poco o inclusive nada de tiempo en prisión. Otro tipo de tratamiento legal recibió otro de los acusados, a quien se absolvió del cargo de conspiración, pero se lo consideró culpable de malversar y desfalcar fondos y propiedades del sindicato, dándole una pena de 5 años de prisión.


 


Pasado el juicio y el tiempo en prisión, la persecución legal y política no cesó. Lo ocurrido al sindicalista Carl Skoglund sirve de ejemplo. La Fraternidad Internacional de Camioneros (International Brotherhood of Teamsters, IBT), una vez que Skoglund fue puesto el libertad, inició una campaña, muy eficiente por cierto, de boicot a los intentos de éste de conseguir empleo. Mudándose a New Jersey y trabajando allí para el SWP, encontró un principio de solución a sus problemas económicos hasta que el Servicio de Inmigraciones empezó a exigir su deportación por considerarlo "elemento indeseable". Fue recluido varios meses en Island Ellis y su deportación se evitó en el mismo momento en que estaba en el bote pronto a zarpar.


 


Este fue el primer juicio federal por sedición realizado en tiempos de paz en la historia de los Estados Unidos de América. Su lógica fue trazada a partir de dos leyes: un estatuto de los tiempos de la Guerra Civil contra la sedición y el Acta Smith (Smith Act).


 


Del precedente legal de la Ley sobre Extranjeros y Sedición de 1789, decretada por un Congreso de mayoría esclavista con el objetivo de reprimir las ideas radicales inspiradas por la Revolución Francesa, surgió la Ley Smith, en 1940 (que debe su nombre a su autor, el congresista Howard H. Smith), la cual contó con el apoyo tanto del Partido Demócrata como del Partido Republicano. Las partes más significativas del texto eran: "Quienquiera que… pregone, incite, recomiende, o enseñe o Quienquiera que… imprima, publique, edite, emita, circule, venda, distribuya o presente públicamente cualquier material escrito o impreso, pregonando, sugiriendo o enseñando el deber, la necesidad, deseabilidad o conveniencia del derrocamiento o destrucción por fuerza o violencia de cualquier gobierno en Estados Unidos… Deberá ser multado con no más de 20.000 dólares o encarcelado por no más de veinte años, o ambos…" (4). Esta ley fue virtualmente declarada inconstitucional por la Suprema Corte de los Estados Unidos de América varios años después del juicio, por considerarla netamente violatoria de la Primera Enmienda de la Constitución yanqui: "El Congreso no deberá hacer ninguna ley… limitando la libertad de expresión o de prensa" (5).


 


Hubo otras leyes también relacionadas al caso. La Ley Voorhis (Voorhis Act), sancionada por el Congreso en octubre de 1940, estipulaba como condición para la afiliación de cualquier grupo a un gobierno extranjero o a una organización política extranjera, entregar al gobierno central una lista de sus miembros y dirigentes. La Ley de Inmigración y Naturalización, otorgaba a las autoridades el derecho de negar la entrada o deportar del país a los extranjeros cuyas ideas políticas fueran consideradas peligrosas. La Ley Stassen, de Minnesota, prohibía las huelgas. Y, por último, un estatuto decretado en 1861 con el propósito específico de combatir la contrarrevolución armada de los esclavistas durante la Guerra de Secesión, estatuto que nunca fue utilizado con excepción de este juicio.


 


En los años a los cuales nos referimos en este trabajo, el Buró Federal de Investigación (Federal Bureau of Investigation, FBI), bajo el mando del director J. Edgar Hoover, siguiendo instrucciones del mismo F. D. Roosevelt, fue el encargado de llevar adelante las averiguaciones e indagaciones dentro de sindicatos y partidos políticos en busca de evidencias que comprobasen infracciones establecidas por dichas leyes y estatutos. En esta campaña de infiltración las líneas divisorias entre lo legal y lo ilegal estuvieron siempre muy cercanas (fabricación de pruebas, utilización de métodos antidemocráticos, etc.).


 


A fin de poder tener una mejor y más amplia visión de este juicio, nos parece pertinente adjuntar en el anexo N° 1 la transcripción de ciertas partes de las respuestas del acusado James P. Cannon al interrogatorio del abogado defensor Goldman los días martes 18, miércoles 19 y jueves 20 de noviembre hasta el receso vespertino, y del contrainterrogatorio del fiscal Schweinhaut y del fiscal Anderson los días jueves 20, pasado el receso vespertino, y viernes 21 de noviembre (según las actas del juicio, este día correspondió a la lectura por parte del fiscal, a las 10 de la mañana, de citas).


 


Antecedentes del juicio


 


Aunque este trabajo versa sobre un hecho puntual del año 1941, es necesario, para entenderlo cabalmente, retrotraerse a los comienzos de la década de 1930.


 


Fuente: los números corresponden a cantidades nacionales; las huelgas son paros en: a) fábricas en particular (por ejemplo, Toledo Autolite, Flint GM, etc.); b) empresas en particular (por ejemplo, US Steel, Ford, etc.); c) grupo de empresas (por ejemplo, transporte de Minneapolis, "Little Steel", etc.); d) áreas locales (por ejemplo, San Francisco, huelga general de Seattle, etc.); no hubieron huelgas generales nacionales en este período, pero sí una huelga nacional en 1937 del Sindicato de Trabajadores Unidos del Automóvil (United Auto Workers).


 


(2) y (3): US Department of Labor, Bureau of Labor Statistics.


 


(1) y (2): BLS "Handbook of Labor Statistics", Bulletin 2070, 7980, Washington, DC, Gobernment Printing Office.


 


(3) y (4): BLS "Monthly Labor Review", Mayo 1947.


 


El año 1933 dividió aguas en el comportamiento y organización de la clase obrera norteamericana. Se iniciaron luchas que, aunque con diversa suerte, tendían todas hacia la consumación de una organización sindical a escala nunca antes vista en la historia de los Estados Unidos de América. Este movimiento se desarrolló en tres oleadas y fue el marco de la aparición de varios partidos políticos, grupos y tendencias que en la vida política de la clase obrera tomó la forma de un tremendo impulso para poner fin a su atomización.


 


El inicio del gobierno de Franklin D. Roosevelt (1933) fue el escenario de la primera oleada de huelgas. El país lentamente reavivaba su economía industrial luego de la hecatombe de la Depresión del ´30. Esta nueva situación le otorgaba a la clase obrera la confianza en sí misma que había perdido en los años pasados de inestabilidad laboral y altas tasas de desocupación. Esta nueva actitud frente al poder patronal y a la lucha por las reivindicaciones propias de clase, sin embargo, si bien derivó en un principio de agrupamiento de fuerzas y en huelgas de considerable magnitud, dio pasos de corto alcance en la vía de la organización. Los canales tradicionales de negociación entre las partes en disputa sufrieron un importante cambio estratégico durante la Administración Roosevelt. Los resabios de la Depresión del ´30 y los conflictos que se sucedieron desde 1933 pusieron al gobierno y a sus instituciones en el centro mismo de cada situación. La vieja usanza de los obreros en lucha de negociar directamente con sus patrones dejó de ser la regla; en su lugar agencias especiales del Ministerio de Trabajo (National Labor Board) actuaban ahora como intermediarios en las negociaciones. Esto representaba un escollo difícil de sortear por aquel obrero que no tuviese una conciencia clasista capaz de desentrañar la política patronal de los mediadores. Más aún teniendo en cuenta la imagen que el gobierno de F. D. Roosevelt se esforzaba (demagógicamente) en dar: amigo del trabajador y defensor de los derechos del pueblo. El carecer de una adecuada dirección clasista que le diese suficiente empuje a los conflictos y que pudiese advertir y preparar a los obreros para no caer en las presiones y juegos de este sistema de "mediación" gubernamental, sumado a una brutal represión, permitió que se consiguiera acallar a los trabajadores en la mayoría de las luchas de esta primera oleada.


 


Fue la situación internacional, más concretamente lo ocurrido en Alemania, lo que provocó el vuelco del tenor político del período. En las últimas elecciones de ese país los socialdemócratas y el Partido Comunista (PC, que respondía a Stalin) habían sacado juntos más de 12.000.000 de votos. Esta fuerza electoral habría podido corresponderse con una fuerza política capaz de vencer al nacionalsocialismo (Adolf Hitler) si hubiera existido la intención política de unir en la acción al proletariado alemán. En vez de eso, la clase obrera fue disgregada y, por ello, vencida rápidamente. León Trotsky había denunciado esa posibilidad mucho antes de que efectivamente ocurriera. Una vez ocurrido mucha gente empezó a pensar sobre cada cosa que Trotsky había dicho y hecho al respecto.


 


El rumbo político seguido bajo este contexto por el todavía muy pequeño grupo trotskista, fue dar un giro hacia el trabajo de masas. La organización trotskista de EE.UU. había sido empujada, en sus primeros 5 años de existencia, al aislamiento y al ostracismo, debido al estancamiento general del movimiento obrero y al completo dominio de todos los movimientos radicales por el PC. Los trotskistas ya para ese momento tenían definido un programa, pero las acciones que se deben seguir para llevar adelante un programa no dependen exclusivamente del deseo o la voluntad del partido sino que están determinadas por las circunstancias objetivas y las posibilidades inherentes a esas circunstancias. Lo ocurrido en Alemania inició un movimiento de alejamiento en relación del Komitern de parte de los trabajadores más avanzados y críticos. El resultado fue que tanto en el sector más radical del movimiento obrero como en su propia periferia, el PC perdía autoridad frente a los trotskistas. Se daba un desarrollo de movimientos independientes con una inclinación radical, compuestos por obreros y algunos intelectuales ex PC aún no atraídos por la socialdemocracia. A su vez, esta última lidiaba en su interior con una tendencia revolucionaria de sus integrantes más jóvenes y proletarios.


 


La situación objetiva en la que el grupo trotskista venía trabajando sufrió un quiebre. Y ese quiebre dictaminó el fin de la política de propaganda (cuya definición es, según Plejanov, difundir muchas ideas fundamentales a las pocas personas que conforman la vanguardia) y el comienzo de una práctica de agitación (cuyo significado es, según el mismo autor, la difusión de unas pocas ideas o de una sola a mucha gente, a las masas). Esta agitación estuvo dirigida hacia todo trabajador radicalizado, con o sin afiliación política o experiencia. El interés por los eventos alemanes y la cobertura de los hechos, junto a un análisis de los mismos, que se editaban en los materiales trotskistas, hicieron de esta agrupación un foco de atención de la clase obrera. La política que se dio la Liga Comunista de América (Comunist League) – Oposición de Izquierda (como se llamó el grupo trotskista de EE.UU. desde 1929 hasta 1934) fue la de propiciar el debate con todo el movimiento de masas organizado o no, en estas corrientes y grupos, con el fin de formar un nuevo partido revolucionario y una nueva Internacional. El ángulo sindical de esta política era que, pese al gran conservadurismo y corrupción de la AFL -principal corriente sindical del momento-, el movimiento trotskista no debía separarse de esta central del sindicalismo norteamericano y no debía establecer sindicatos propios, ideales y artificiales que estuviesen aislados de las masas. Sin hacer del sindicato un fetiche, o sea sin considerar a los sindicatos como fines en sí mismos, sino viéndolos como la organización más potente de la clase obrera, llevaban adelante una lucha programática hacia un partido político revolucionario único. La tarea a seguir era penetrar en el movimiento obrero tal como era y tratar de influenciarlo desde adentro. Este cambio de la situación objetiva del movimiento obrero se dejó ver muy claramente en la convención de la AFL convocada en octubre de 1933. Registró un enorme crecimiento en la cantidad de miembros como resultado de la nueva ola de resistencia obrera bajo una organización espontánea fuera del carril de la burocracia estática.


 


A fines de 1933, la Liga Comunista de América – Oposición de Izquierda tuvo la oportunidad de conducir un conflicto. Los trabajadores de hoteles de Nueva York, quienes desde hacía años venían sufriendo muy duras condiciones de trabajo sin respuesta por parte de su sindicato, se reorganizaron al calor de este reavivamiento sindical. La Liga estuvo presente desde el comienzo en esta lucha, influenciando su desarrollo y obteniendo su dirección. Y aunque no se logró un éxito en este conflicto, sí se aprendió mucho de la experiencia, y antes de que pasase la huelga hotelera, empezaron conflictos en Minneapolis y una huelga de los obreros del carbón. A su vez, la primavera de 1934 fue el marco inicial de las negociaciones formales para la fusión de la Liga Comunista de América – Oposición de Izquierda con el Partido de los Trabajadores Americanos (American Workers Party, AWP); y fue escenario de la apertura de los debates con otras corrientes expulsadas del Partido Comunista.


 


Llegado 1934 se desarrolló la que sería la segunda oleada de huelgas. Su comienzo se podría ubicar en la misma primavera de 1934, con la huelga de Auto-Lite en Toledo. Con una dirección de corte musteísta (Muste, dirigente del AWP), en ella se inauguraron métodos de lucha y tácticas organizativas nuevas: una Liga de Desocupados (Unemployed League) dirigida por elementos militantes le confirió al conflicto un enorme poder organizativo. Una red de comités sindicales de corte nacionalista, Conferencia por una Acción Obrera (Conference for Progressive Labor Action, CPLA), había creado el Comité Provisional para la Formación del AWP. Este comité, por medio de la Liga de Desocupados, dirigió la huelga. Luego vinieron las "Grandes Huelgas de Minneapolis" con una fuerza en su organización y métodos aún mayor. Estas fueron las que le dieron al trotskismo norteamericano la oportunidad de dar la prueba final en el movimiento de masas. El rumbo que tomó el conflicto no fue producto de un plan preconcebido sino que se comenzó la actividad en aquellos lugares donde las condiciones objetivas lo permitieron.


 


En Minneapolis existía un grupo de viejos comunistas (ahora trotskistas) con gran experiencia sindical y por ello reconocidos, que en tiempos de la depresión habían trabajado juntos en las minas de carbón. La oportunidad abierta en 1934 fue decisiva. El 7 de febrero de 1934 la huelga logró parar, en sólo 3 horas, 75 ó 77 depósitos. Con De Boer a la cabeza se introdujo una táctica novedosa: patrullas de piquetes de huelga en automóvil recorrían la ciudad yendo a donde fuese necesario. La demanda invernal de carbón favoreció a los huelguistas presionando a la patronal, al punto de conseguir la victoria dos días después de estallada la huelga. En este contexto de luchas cercanas airosas y teniendo en cuenta que el trabajo de la industria del transporte se regía bajo una gran explotación, sin sindicato que protegiera a sus trabajadores, era cuestión de tiempo que éstos colocaran su atención y expectativas en la principal corriente sindical del momento, la AFL. Y así lo hicieron, el Local 574 del sindicato de camioneros sumaba ya 3.000 miembros, para el mes de abril. El otro hecho fortuito que ayudó a que los trotskistas pudieran estar en los lugares claves de este desarrollo de una organización sindical clasista fue que a la cabeza del Local 574 de camioneros (Teamster) y del Sindicato Unido de Camioneros (Teamster Joint Union), en Minneapolis, estaba un hombre, Bill Brown, que "tenía un instinto de clase y estaba fuertemente atraído por la idea de obtener la cooperación de algunas personas que supieran cómo organizar a los obreros y darles a los patrones una pelea real" (6). Bill Brown hizo mucho para que las puertas del sindicato se abrieran a los trotskistas, pese a que la mayoría habían sido expulsados en la "purga roja" de 1926-27. Asimismo, la confianza de los trabajadores hacia los trotskistas fue una presión que los sindicalistas sintieron, junto a la debilidad del movimiento sindical en Minneapolis y el sentimiento de los miembros del sindicato de que se necesitaba un factor dinámico. Todos estos factores ayudaron a que se los volviera a admitir a través del Sindicato de Camioneros (Teamster Union), especialmente en el Local 574.


 


Es de destacar que en Minneapolis estaba presente una agrupación de patrones, Alianza de Ciudadanos (Citizens Alliance), que durante veinte años había impedido el crecimiento de los sindicatos y se había impuesto en los conflictos. No obstante, en marzo de 1934, el renacimiento de la organización sindical llevó a Minneapolis a una huelga general que hizo virar la relación de fuerzas dentro de la ciudad. El Local 574 (con 5.000 miembros) emprendió los preparativos de la huelga general contactándose con la organización de desocupados de la ciudad y la Asociación Rural (Farm Holiday Association), aliados del Partido Obrero Campesino de Minnesota (Minnesota Farm Labor Party). El acuerdo era de apoyo activo a la huelga general. El 15 de mayo el Local 574 (ahora con 6.000 afiliados) votó iniciar la huelga demandando el reconocimiento del sindicato de camioneros, el derecho a la elección de representantes propios y un incremento de sueldo. Se pusieron en pie "piquetes sobre ruedas", se instaló en un garaje un hospital para los huelguistas heridos (evitando que al tener que ir indefectiblemente a un hospital común fueran apresados por la policía), y se erigió un cuartel general de operaciones con un comité de huelga. Por iniciativa de Carl Skoglund y tomando el ejemplo de los Mineros Progresistas de América (Progressive Miners of America), se organizó una comisión de apoyo de mujeres. A su vez, la Liga Comunista de América destinó un abogado militante de la misma (Albert Goldman) para apoyo y asesoramiento legal. El lunes 21 de mayo tuvo lugar uno de los más feroces enfrentamientos entre los huelguistas y la policía antimotín, denominado "La batalla de la corrida de los Comisarios" o "La batalla del mercado", en la zona del mercado central. Los piqueteros participantes fueron 600, aproximadamente 30 policías tuvieron que ser hospitalizados y no hubo ningún arresto. Al día siguiente la batalla continuó con la participación de 20.000 huelguistas y la emisión en vivo de una radio local. El paro de camiones fue absoluto y pese a que ocurrieron dos muertes (una fue la del líder de la Alianza de Ciudadanos, C. Arthur Lyman), la policía seguía incapacitada de efectuar arrestos al no poseer el control de la ciudad. El 25 de mayo se llegó a un acuerdo con la patronal que abarcaba todas las reivindicaciones obreras, el cual no obstante nunca fue cumplido. Un dato de esto es que entre mayo y julio se registraron 700 casos de discriminación.


 


El 16 de julio estalló una segunda huelga. En esta oportunidad la organización de la misma incluía la publicación del primer periódico obrero como principal cronista: El organizador diario ("The Daily Organizer"). El cese de actividad de los camiones fue total hasta el viernes 20 de julio. Ese día la policía reprimió con armas de fuego a un piquete de obreros desarmados hiriendo a 17 de ellos, 2 de los cuales murieron (John Belor y Henry Ness). Un hecho significativo acerca del apoyo de la población de Minneapolis a la huelga es que al funeral del obrero Ness, el 27 de julio, asistieron 100.000 personas. El 26 de julio, el gobernador Floyd Olson (un ex obrero rural perteneciente al Partido Obrero Campesino; Farmer Labor Party) decretó la Ley Marcial prohibiendo la libre circulación de camiones y movilizó hacia Minneapolis a 4.000 gendarmes nacionales. Aunque para el 14 de agosto había miles de camiones circulando con permiso militar, y aunque la huelga había sido debilitada por la imposición de la Ley Marcial, por las presiones económicas sobre los huelguistas, por los arrestos de los dirigentes obreros y por los allanamientos a los locales sindicales, la huelga continuó. El 21 de agosto se llegó a la negociación final: la mediación federal dio curso legal a la propuesta de A. W. Strong (dirigente de la Asociación de Ciudadanos) de incorporar las principales reivindicaciones del sindicato. La huelga había durado cinco semanas.


 


En las huelgas anteriores el activismo de la base obrera había sido restringido desde arriba; en las "Grandes Huelgas de Minneapolis" la base no fue limitada desde arriba sino organizada y dirigida desde arriba siguiendo una política clasista. En esta política clasista se centraba la diferencia sustancial de estas huelgas con respecto a todas las anteriores. La dirección de las "Grandes Huelgas de Minneapolis" no confiaba en la administración Roosevelt y todo lo que hacía y decía era pensado en términos de lucha de clases y en la fuerza de la clase obrera operando en masa. Así supieron planificar una verdadera estrategia de lucha, organizando a los trabajadores con sumo detalle y anteponiéndose a los obstáculos y dificultades que pudieran aparecer a medida que el conflicto recrudecía.


 


En cuanto a las discusiones para formar un único partido revolucionario, la Liga Comunista de América decidió apurar el debate con el AWP. La unificación llegó en diciembre, bajo el nombre de Partido de los Trabajadores (Workers Party, WP). Esta fusión generó un sentimiento optimista en el movimiento obrero radical: el hecho de que un proceso de unificación había empezado, dando fin al largo período anterior de desintegración y rupturas.


 


Simultáneamente, sucedían cambios importantes en el interior del Partido Socialista (PS). Una nueva camada de trabajadores jóvenes que no habían vivido la experiencia de la Primera Guerra Mundial, se estaban concentrando en un Ala Izquierda. La existencia de este sector de izquierda hacía del PS un punto de referencia de aquellos trabajadores radicalizados sin afiliación partidaria y de aquellos otros que, habiendo participado en los conflictos pasados, habían desistido del movimiento político y ahora querían volver. El naciente WP caracterizó, luego de acalorados debates internos finalizados en un plenario del Comité Nacional en junio de 1935, que quedar aislados de ese proceso era cometer un crimen político. Brevemente, el programa votado en ese plenario fue: prestar más atención al Ala Izquierda y a todos los procesos del PS. La propuesta no era entrar al PS (lo que, por otra parte, en ese momento habría sido imposible, ya que su Ala Derecha todavía detentaba el control) sino fomentar contactos y ver cómo se desarrollaba la situación dentro del PS. En diciembre de 1935 y por propia iniciativa al encontrarse en minoría, el Ala Derecha del PS se escindió y le propició la oportunidad al WP de establecer contacto directo con la pujante Ala Izquierda. Este contacto tuvo sus frutos en junio de 1936, con la entrada del WP al PS.


 


La oposición reinante entre los trotskistas del Local 574 de camioneros de Minneapolis, y el presidente de la IBT, Daniel Tobin, hizo eclosión por primera vez en mayo de 1935, cuando este último, en un intento de anular la influencia trotskista en el sindicato, creó una nueva seccional, el Local 500. Ni los camioneros ni prácticamente todo el movimiento sindical de la ciudad aceptaron esta jugada, y Tobin se vio obligado en agosto de 1936 a fusionar ambas seccionales en una sola, el Local 544, con una fuerte presencia trotskista. Farrel Dobbs, militante trotskista e importante dirigente sindical del Local 544, respaldándose en dicha seccional y en el Consejo Unido de los Camioneros de Minneapolis (Minneapolis Joint Council of the Teamsters), encaró entre 1935 y 1940 una campaña de sindicalización de los choferes de mediana y larga distancia, los cuales venían siendo ignorados por la IBT. Vinculándose a camioneros de Dakota, Iowa, Minnesota, Wisconsin y Michigan, formó el Consejo de los Choferes del Distrito Norte Central (North Central District Drivers Council). Esta organización, posteriormente bautizada Consejo de los Choferes de los Estados Centrales (Central States Drivers Council), sentó las bases de las negociaciones regionales. Frente al rechazo por parte de los empresarios de tales bases, Dobbs acordó con la seccional Chicago de la IBT (centro del transporte del Medio Oeste) no manejar los camiones de aquellas empresas que rechazasen las negociaciones colectivas regionales. La estrategia resultó un éxito, produciendo un incremento en la cantidad de afiliados a la IBT entre 1936 y 1937 de 125.000 (por lo que el total alcanzaba una cifra superior al millón), y con una cobertura de once estados. Farrel Dobbs asumió el 1° de mayo de 1939 el cargo de Organizador General de la IBT, en el que estuvo hasta su renuncia en diciembre de 1939.


 


Los años 1936-1937 fueron los de la tercera oleada, en la que se constituye un movimiento aún más poderoso que los anteriores. Su punto de máxima expresión clasista fue la huelga de brazos caídos y piquetes masivos en las ramas automotriz, eléctrica, neumática y marítima, y el surgimiento de la federación de Sindicatos Industriales en oposición a la de Oficios: el Comité para la Organización Industrial (de 1935-38; Congreso de Organizaciones Industriales de 1938 a 1955, Congress of Industrial Organization, CIO). Originada de una escisión de la AFL por parte de la Unión de Obreros Mineros (United Miners Workers, UMW), la CIO organizó a las enormes industrias del acero y del automóvil, alrededor de la aplicación práctica de la huelga de brazos caídos. Al unir a trabajadores calificados y no calificados, nativos y extranjeros, estas huelgas crearon una solidaridad de clase mucho mayor que la existente hasta el momento, y lograron victorias por primera vez en lugares como General Motors, U.S. Steel, General Electric y Chrysler. Su primer paso fue dado en la industria del neumático (Goodyear) en 1936, al que le siguió el paro de los trabajadores de General Motors en el invierno de 1937 y, por último, durante la primavera de ese mismo año, 477 huelgas con un total de 400.000 huelguistas.


 


Fuente: "El estéril matrimonio entre los sindicatos norteamericanos y el Partido Demócrata", Mike David, pág. 85, cita 36: "The CIO Challenge to the AFL", Walter Galenson, Cambridge, Mass., 1960, pág. 587; en "Estados Unidos. Perspectiva Latinoamericana, N° 11, México: CIDE, 1° semestre de 1982, págs. 65 a 112.


 


En el orden mundial, el año 1936 se inició con grandes eventos: en Francia se desarrollaba una tremenda huelga de brazos caídos; en España la Guerra Civil estaba a punto de estallar (julio); y en Rusia los Juicios de Moscú (agosto) sacudirían al mundo entero, así como la defensa de Trotsky que la sección norteamericana de la IV Internacional junto a grupos trotskistas de otros países pudieron organizar y divulgar. No era exagerado decir que a nivel mundial la revolución se hacía posible. Dentro del PS norteamericano la contrapartida de estos eventos era que la misma situación nacional e internacional llevaba a los activistas socialistas al debate con sus compañeros trotskistas, dando lugar en el invierno de 1937, a una nueva Ala Izquierda. Su diferencia con la anterior era que ésta sí estaba reunida sobre la base de un programa definido y revolucionario. Un creciente interés político y una constante actividad de masas le permitieron al grupo trotskista, a sólo un año de haber entrado al PS, incrementar sus fuerzas a más del doble. Las diferencias políticas entre esta nueva Ala Izquierda y el resto del partido no se hicieron esperar, y en 1937 el Comité Nacional del PS procedió a aplicar una serie de expulsiones. Entre los últimos días de 1937 y el 1° de enero de 1938 los trotskistas organizaron en Chicago una convención de ramas expulsadas, dándole su forma última a los resultados de un año y medio de experiencia en el PS. Estos resultados fueron un gran crecimiento en la cantidad de militantes (se llegó a 1.200 miembros), un empuje en el trabajo sindical (que incluyó un importante proceso de proletarización), una exitosa campaña de defensa de Trotsky frente a los Juicios de Moscú, el lograr que el PS dejase de ser el referente político del movimiento obrero radical, y la fundación del Partido Socialista de los Trabajadores (Socialist Workers Party, SWP).


 


Fuente: "El capital monopolista. Ensayo sobre el orden económico y social de Estados Unidos", Paul Baran y Paul Sweezy, México, Siglo XXI, 1965, pág. 184, cuadro 10: "Historical Statistics of The United States", pág. 73.


 


Por su parte, la economía nacional sufría un revés. La recuperación de la Depresión del ´30 había logrado en julio de 1937 el desempleo más bajo desde la década de 1920, 5.000.000 de parados, en enero de 1938 el desempleo volvía a alcanzar la estrepitosa cifra de 11.000.000. Las nuevas medidas de la política de F. D. Roosevelt (el Segundo New Deal) no aliviaron la situación. La desocupación masiva se mantuvo hasta 1939/1941, y lo que en última instancia salvó efectivamente a la economía norteamericana fue la guerra. Esta "salvación" fue incluso explotada por el mismo Roosevelt, al bautizar a los Estados Unidos de América como el "Gran Arsenal de la Democracia" y de esa forma enfatizar el proceso de recuperación económica por medio de la acción bélica. Lo cierto era que EE.UU. ambicionaba el mercado asiático, el cual desde enero de 1932, con el ataque nipón a Shangai, estaba perdiendo a manos de Japón. Desde entonces, Japón había iniciado una carrera de ascenso militar-económico-político en el Extremo Oriente: en septiembre de 1932 estableció un gobierno títere en Manchuria; en 1933 abandonó la Liga de las Naciones; en 1937 atacó el interior de China; en septiembre de 1938, coexistiendo con la Crisis de Munich, se apoderó de Hankow y Cantón.


 


En definitiva, y pese a que los países de Occidente aún no la llamaban con su célebre nombre, la Segunda Guerra Mundial ya había comenzado. Y esta guerra encontró a la clase obrera norteamericana establecida con firmeza en el seno de la sociedad. Conforme la producción industrial se reavivaba bajo el estímulo de la concesión de créditos (Lenlease) y el rearme, los obreros organizados en la CIO iniciaron una huelga por un aumento de salarios (la primer alza desde 1937), en reto directo a Roosevelt y al Comité de Mediación de la Defensa. A la cabeza estaban los mineros, y su sindicato sentó el precedente de taller cerrado ("closed shop", sólo obreros sindicalizados) y la eliminación de las diferencias tradicionales de salarios en el Sur. Motivados por esto, los trabajadores de las industrias de talleres abiertos comenzaron a sumarse a las campañas organizativas de la CIO. Ford y Bethlehem, los más importantes patrones anti-CIO, cedieron en la primavera de 1940 ante las demandas del sindicato automotriz y el comité para la organización de los trabajadores del acero. Los piquetes de masas, las escuadras móviles y el bloqueo por medio de montañas de coches, volvieron a ser los métodos de lucha, en especial en la huelga de la Ford. Aunque la represión iba en aumento, el clima general del verano-otoño de 1941 tuvo un impulso que recordaba al "espíritu del ´37". En Minneapolis específicamente, y a consecuencia de la seguidilla de huelgas y de la participación de los trotskistas en éstas, y en el movimiento obrero en general, el SWP era un partido fuerte dentro del espectro de la izquierda: su candidata al Senado, Grace Carlson, obtuvo más votos que la suma de los candidatos del Partido Comunista (Earl Browder) y del Partido Socialista (Norman Thomas).


 


A principios de 1941, Daniel Tobin retomó sus intentos de desplazar a los trotskistas de la IBT. Esta vez apoyado desde el gobierno, en una persecución no sólo a los líderes de los camioneros sino también a las principales figuras del SWP. En abril de 1941 un subcomité del Consejo General Ejecutivo (General Executive Board), conducido por el Secretario Tesorero John Gillespie, inició en Chicago una investigación de los dirigentes del Local 544 en orden de detectar comunistas, extranjeros y desempeños negligentes e ineficaces. Ni el centrarse en el Local 544 ni el hacer semejantes acusaciones eran cosas fortuitas, ya que para nadie era un secreto la afiliación política de las personas a los que se estaba investigando. A los dos meses de investigación, el Consejo General Ejecutivo caracterizó al SWP como un partido subversivo, por lo que ordenaba a los dirigentes de la IBT desafiliarse de él. Sin embargo, la persecución política no se limitó a ello y el Consejo también decretó que el Local 544 debía ser intervenido por alguien nombrado por el presidente del sindicato, Tobin. El Local 544 se reunió en asamblea el 9 de junio (de 1941) y votó separarse de la IBT y unirse a la CIO. Denny Lewis, líder del Comité Organizador de los Trabajadores Unidos de la Construcción (United Construction Workers Organizing Committee) de la CIO y hermano de John L. Lewis, su presidente, telegrafió al Local 544 lo siguiente: "Estamos felices de afiliar un sindicato local de conductores de camiones y ayudarlos en el área de Minnesota… Nosotros consideramos esta movida como el primer paso hacia una completa organización de los camioneros de los Estados Unidos dentro de la CIO" (7). La CIO estableció el Sindicato del Transporte Automotor y Obreros Industriales Aliados (Motor Transport and Allied Workers Industrial Union), envió gente en apoyo al Local 544 e inició desde sus centros de Flint y Pontiac (Michigan) actividades tendientes a organizar a los camioneros. En los últimos días de septiembre de 1941, el Ministerio de Trabajo de Minnesota (Minnesota Department of Labor) certificó al Local 544 de la AFL como el agente legal de representación de los camioneros en las negociaciones en Minneapolis, pese a que poseía una menor cantidad de afiliados que el Local 544 de la CIO.


 


Desde principios de la Segunda Guerra Mundial y mientras ésta duró, el esfuerzo mayor de los militantes del SWP estuvo volcado a la organización de la clase obrera. Sus puntos de mayor fuerza eran el sindicato Trabajadores Unidos del Automotor (United Automobile Workers), los trabajadores marítimos de la costa del Océano Pacífico con epicentro en el Sindicato de Marineros del Pacífico (Sailors Union of the Pacific), los camioneros de Minneapolis nucleados en el Local 544 y prácticamente todo el movimiento sindical de esa ciudad.


 


En el período que analizamos, la política del SWP seguía tres rumbos principales: en primer lugar, denunciaba que era el propio sistema capitalista el que se oponía a la democracia (y en este sentido era el propio sistema capitalista el que recurría a las guerras como un método de superación de sus crisis económicas; y aunque el partido no dejaba de ver en el fascismo y el nazismo algo absolutamente nefasto para la humanidad entera, los consideraba una forma de superación de las crisis del sistema y, por ende, parte integrante del mismo). "El fascismo es otro de los signos que inevitablemente aparecen en cada sociedad capitalista cuando alcanza su período de decadencia y crisis, y ya no le es posible conservar por más tiempo el equilibrio de la sociedad sobre la base del parlamentarismo democrático, que ha sido la forma de gobierno del capitalismo durante sus días de auge." (8). A su vez, proclamaba la defensa de la libertad, pero entendiendo a ésta dentro de una conceptualización clasista. Acusaba al gobierno de los Estados Unidos de América de considerar a la libertad como algo condicional, "… dependiendo en qué forma la actividad de un individuo, una organización o un partido político afecte los intereses del gobierno y de la clase capitalista en general" (9). Denunciaba que la democracia y la libertad política existen para los capitalistas y sus partidos políticos, mientras que se las limita o se las niega a las organizaciones y a los partidos de la clase obrera. Concluía que los derechos democráticos bajo la dictadura del proletariado existirían en su máxima expresión, ya que es una dictadura de una clase que es mayoría, y en concordancia con ello, define a la revolución social del proletariado como un movimiento de la inmensa mayoría en interés de la inmensa mayoría. Y por último pero no por eso menos importante, sostenía que la solución de los problemas de las diversas minorías radicaba en la unidad entre todas ellas y la clase obrera bajo un programa revolucionario y, consecuentemente, militaba por esa unidad. El documento del SWP sobre "Las Resoluciones de la Convención de New York acerca del Derecho a la Auto-determinación y los Negros en los Estados Unidos de América" ubica a las luchas raciales dentro del marco de la lucha de clases, y proclama que el desarrollo de las fuerzas productivas para beneficio de todos que se daría en el socialismo demuestra que las luchas raciales son un invento del capitalismo para sacar ventaja de la explotación del hombre por el hombre. Asimismo, las opiniones de uno de los máximos dirigentes del partido, Max Shachtman, iban en la misma dirección al referirse a que "…millones de obreros norteamericanos y campesinos pobres sufren bajo el mismo sistema que los afroamericanos. Todo el movimiento obrero norteamericano está inseparablemente conectado con la posición e intereses de los millones de negros…" (10).


 


Conclusión: Juicio a las ideas


 


Pese a no haber tenido nunca el SWP más de 2.000 miembros, su influencia en la clase obrera y en los movimientos radicales fue en ocasiones mucho más allá que su fuerza numérica militante. En Minneapolis era especialmente lo suficientemente notable para justificar semejante campaña judicial en su contra como para, en palabras vulgares pero no por eso menos precisas, "sacarlos del juego".


 


El "Juicio de Minneapolis" fue un proceso legal armado a la medida de las necesidades del presidente de la IBT, Daniel Tobin, como forma de pago de las deudas políticas que el presidente de la Nación, Franklin Delano Roosevelt, tenía con el sindicalista. Tobin había encabezado la campaña del Partido Demócrata de organizar al movimiento obrero en apoyo a la tercera reelección de Roosevelt, en 1940. Y, más allá aun, apoyó fuertemente la política de Roosevelt de ayuda a Gran Bretaña en los meses posteriores al ataque japonés a la base naval y aérea estadounidense de Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941 (ataque que preparó la entrada a la guerra de los Estados Unidos de América).


 


La Asociación de las Libertades Civiles Americanas (American Civil Liberties Union, ACLU) publicó una declaración acerca de la sentencia del Juicio de Minneapolis específicamente diseñada para ayudar a Tobin. Este y Roosevelt mantenían comunicaciones acerca de la lucha del Local 544 en las que Tobin la describía como "una lamentable y peligrosa situación en la que mientras el país se encontraba en medio de una riesgosa situación, esos alborotadores que creen en la política de gobiernos extranjeros y radicales deben ser aleccionados; a lo que Roosevelt acordó que los disturbios jurisdiccionales no son deseables" (11).


 


En definitiva, en el sindicato de camioneros y desde tan temprano como 1935, el presidente de la IBT, Daniel Tobin, había iniciado múltiples campañas para anular la influencia trotskista. Sin embargo, sus esfuerzos recién alcanzaron el éxito en 1941, cuando a sus intentos se le sumó el gobierno federal (persecución sindical y política, deportaciones, Juicio de Minneapolis, entorpecimiento en la edición y hasta proscripción del periódico semanal El militante – "The militant" y la revista teórica del SWP, Cuarta Internacional – "Fourth International", etc.). El hilo conductor de todo esto era sólo uno: romper la capacidad de resistencia organizada bajo la influencia trotskista de los trabajadores de Minneapolis.


 


 


Notas:


1. Robert J. Alexander, "International Trotskyism 1929-1985, a documented analysis of the movement", Duke University Press, Durham and London, 1991, pág. 821, cita N° 28.


2. Idem.


3. Idem.


4. James P. Cannon, "Wall Street enjuicia al socialismo", segunda edición en castellano, Pathfinder Press, New York – EE.UU., 1981, Introducción, pág. 2.


5. Idem, Introducción, pág. 3.


6. James P. Cannon, "La historia del Trotskismo norteamericano: Desde sus orígenes (1928) hasta la fundación del SWP, Socialist Workers Party (Partido Socialista de los Trabajadores) (1938). Reportaje a un protagonista", Ediciones Rebelión (material de circulación interna para los afiliados al Partido de Trabajadores por el Socialismo), pág. 61.


7. Robert J. Alexander, op. cit., pág. 820, cita 26: "Hoffa and the temasters: a study of union power", Ralph C. James and Stelle Dinerstein James, T. Van Nostrand Company Inc., Princeton, 1965, pág. 105.


8. James P. Cannon, "Wall Street enjuicia al socialismo", op. cit., Introducción, pág. 33.


9. Idem, Introducción, pág. 6.


10. Max Shachtman and his left. A socialist´s odyssey through the "American Century", Peter Drucker, Humanities Press, New Jersey, EE.UU., 1994, págs. 58-59.


11. Robert J. Alexander, op. cit., pág. 823.

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