La represa de Belo Monte


Obsequio de Lula a la multinacional del aluminio


Brasil comenzará en 2006 la construcción del complejo hidroeléctrico Belo Monte, primera etapa del complejo hidroeléctrico de Xingú, en el estado de Pará. Belo Monte será la tercera hidroeléctrica del mundo, con una potencia equivalente a ocho centrales nucleares del tamaño de Angra II. La inversión es de 3.800 millones de dólares. Con financiamiento del Banco Mundial, la estatal Eletronorte entregará la parte mayoritaria al capital privado. Lula también prepara una licitación de dos represas, de 8.000 MW, en el río Madeira. Los proyectos forman parte de un conjunto de 17 enormes emprendimientos, que alterarán de forma irreversible las condiciones de vida de la población humana, la flora y la fauna de la cuenca del Amazonas. Existen otros 45 proyectos suspendidos por problemas legales o ambientales. El plan maestro de desarrollo energético de Brasil contempla embalsar un área de extensión equivalente a la mitad de Venezuela.


El gigante de aluminio, Alcoa, impulsa la construcción de la central para crear una nueva fábrica. Belo Monte sólo proveería 1.000 MW al estado de Pará, el resto será utilizado por la fundidora de aluminio de Alcoa. El gobierno reconoce que represar el río Xingú causará inundaciones, sequías y la interrupción del flujo del río, lo que destruirá el ecosistema y las fuentes de comida de los pueblos indígenas, muchos de los cuales dependen de la caza y la pesca. Serán anegadas por lo menos 400 km2 de selva, poblaciones y la ciudad de Altamira, lo que implica la expulsión de nueve naciones indígenas.


 


En junio de 2003, el V Encuentro de Afectados por las Represas provenientes de 18 estados de Brasil, declaró: “Con la privatización del sector eléctrico (…) nuestras aguas están siendo colocadas al servicio del lucro privado. Muchas concesiones para industrias de aluminio, que disfrazadas bajo el nombre de productores independientes usan nuestros ríos, para producir y exportar aluminio a Europa, Estados Unidos y Japón, y lo que es peor, este verdadero saqueo a la riqueza nacional, vienen siendo realizados con el apoyo financiero y político de los órganos del propio gobierno. La Eletronorte, por ejemplo, vende electricidad subsidiada, bajo el precio de costo, para Alcoa y Albras”.


 


Lula ha enviado un proyecto de ley que permite el desplazamiento de la población y la “reducción del tamaño de las reservas indígenas” a un tercio de su extensión actual. Los pueblos indígenas le han declarado literalmente la guerra al gobierno federal (Corriere Della Sera, 19/2). En 1988, la india Tuira puso su facón en el cuello del gerente de Electronorte, que tuvo la audacia de ir al Encuentro de Pueblos Indios del Xingú. Lograron que el Banco Mundial suspendiera el financiamiento de la represa. Hoy, se suman a la lucha ambientalistas, organizaciones de mujeres, de derechos humanos, pobladores y pequeños productores rurales.


 

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