Irak: El imperialismo organiza su “retirada”


A dos años de su entrada en Bagdad, el imperialismo norteamericano ha fracasado en imponer los objetivos estratégicos que impulsaron la invasión.


 


No logró “rehacer” el mapa del Medio Oriente; al contrario, debió recurrir a la “buena voluntad” de Siria e Irán para estabilizar las fronteras iraquíes. Detrás de la retirada sionista de Gaza asoma el fracaso norteamericano en Irak.


 


Tras dos años de combate, el ejército más poderoso de la historia no pudo derrotar a una resistencia que según la propia CIA, “es cada vez más numerosa y peligrosa”. El Pentágono no sólo debió sufrir 2.000 muertos y 12.000 heridos en una ocupación que había sido caracterizada, antes de su inicio, como “un paseo”. Sobre todo, enfrenta una crisis militar de envergadura: enfrenta el fracaso del ejército profesional (voluntario), que reemplazó al ejército basado en la conscripción obligatoria, hundido en las junglas de Vietnam. “El ejército voluntario no está funcionando”, advierte The New York Times (27/6), en una nota editorial; la razón es que no hay suficientes nuevos reclutas dispuestos a hacerse matar en Irak.


 


Retirada


 


“No estamos perdiendo la guerra”, se vio obligado a responderles Rumsfeld a varios senadores republicanos (el partido del propio Bush), que acusan al gobierno de “estar desconectado de la realidad”. No son los únicos que opinan esto. John Deutch, ex jefe de la CIA entre 1995 y 1996, afirma: “No creo que estemos progresando en ninguno de nuestros objetivos en Irak” (AFXNews, 15/7).


 


El imperialismo está considerando las condiciones para su retiro de Irak. “Mientras la popularidad de George Bush cae en su país, aumenta su desesperación para reducir sus fuerzas en Irak”, escribe el ex canciller británico Robin Cook (Clarín, 16/7). Agrega que “según se indica en un memo que se filtró, la administración Bush piensa reducir a un tercio sus fuerzas para el primer trimestre de 2006”, lo que obligaría a Gran Bretaña a hacer lo mismo. En la reciente conferencia sobre Irak realizada en Bruselas, “Estados Unidos y la Unión Europea pusieron fin a las divisiones abiertas por la guerra” y se unieron “en respaldo a la transición”, es decir a la preparación de la salida.


 


Condiciones


 


Un portavoz del Pentágono anticipó que “una reducción masiva de las tropas norteamericanas en Irak está ligada a condiciones sobre el terreno (…) la adopción de una Constitución, elecciones y una fuerza de seguridad iraquíes suficiente en cantidad y calidad (…) y no a una fecha determinada de antemano” [Le Monde, 12/7). Para imponer estas condiciones, el imperialismo desarrolla una implacable campaña represiva contra el pueblo iraquí.


Claro que enunciar estas condiciones es mucho más fácil que reunirías efectivamente.


 


El gobierno surgido de las elecciones, según un curtido diplomático europeo, “no controla la situación y no tiene un plan para sacar al país adelante” (El País, 27/6).


 


Las divergencias acerca de la Constitución (e incluso acerca de la conformación del cuerpo encargado de redactarla) son agudas, reflejando las profundas disputas entre las diferentes camarillas por el control del país y de sus recursos petroleros, e incluso las diferencias nacionales. Los kurdos se oponen, naturalmente, a que el texto constitucional consagre la “identidad árabe”.


 


La puesta en pie de una “fuerza iraquí” es una “misión improbable”, al menos en un futuro cercano (The Washington Post, 13/6). “Las fuerzas iraquíes son mucho más débiles de lo que afirma Bush, con mucho menos de 160.000 hombres entrenados y equipados” (ICH, 15/7). Como advierte un oficial encargado de la instrucción de la milicia iraquí, “las cosas no avanzan de acuerdo con los tiempos de las necesidades políticas (de Washington)” (The Washington Post, 13/6).


 


La “estabilización” de Irak requiere, además, un conjunto de compromisos de los Estados regionales. Pero esos Estados -Irán, Arabia Saudita, Siria, Turquía- tienen intereses contradictorios en Irak. La amenaza de Turquía de ingresar en el norte de Irak para perseguir a la guerrilla kurda del PKK, la victoria del candidato “antinorteamericano” en Irán, el fracaso de la operación de desarme del Hezbollah libanés y la crisis del régimen Saudita ponen en evidencia las enormes dificultades que enfrenta el imperialismo.


 


Incluso el acuerdo con Europa no pasa de ser una fachada ya que consiste en apoyar la preparación de una retirada… sobre cuyas condiciones prácticas las divergencias son mayúsculas. Es que, aunque el portavoz del Pentágono no lo diga, una de las condiciones esenciales para el retiro es la monopolización de los recursos petroleros y de las tareas de “reconstrucción” de Irak por el gran capital norteamericano.


 


Fuera el imperialismo de Irak y de Medio Oriente


 


Para las masas iraquíes, el “nuevo Irak” será una pesadilla: el retiro en las condiciones establecidas por los ocupantes no significará la independencia nacional, ni la democracia. Para las masas de la región, la retirada en las condiciones establecidas por los ocupantes significará un reforzamiento de los regímenes reaccionarios existentes.


 


Pero el fracaso estratégico de la ocupación y las enormes dificultades que enfrenta el imperialismo norteamericano para preparar el retiro plantean perspectivas revolucionarias en el Medio Oriente.


 


Estas perspectivas se encuentran condicionadas, en otro plano, por el carácter clerical-burgués de la mayor parte de las fracciones de la resistencia. Esto se manifiesta, por una actividad militar que masacra a la población.


 


En algunos casos, existe una deliberada política de guerra civil sobre líneas sectarias-religiosas. En otros, la lucha armada está al servició de intereses de clanes, tribus y camarillas en el reparto del poder en el “nuevo Irak”; por eso, combinan la resistencia armada con la participación en el “proceso constitucional” e incluso, como reconoció el propio Blair, en negociaciones directas con los ocupantes.


 


Frente al definitivo derrumbe de la ocupación militar norteamericana, la IV Internacional se empeñará en colaborar con la formación de una dirección obrera y socialista, que tiene en Irak una tradición de más de medio siglo.


 


Estados Unidos: un gendarme sin reclutas


 


Durante cuatro meses consecutivos, el ejército norteamericano no logró alcanzar la cuota mínima de nuevos reclutas. A pesar de que se redujeron los requerimientos mínimos para la admisión y se elevaron los beneficios económicos, los reclutas siguen sin aparecer.


 


La razón es que no sobran los jóvenes dispuestos a enlistarse para hacerse matar en Irak. Esto ha llevado a un analista de temas militares (The New York Times, 27/6) a señalar que el “ejército voluntario” sirve para “tiempos de paz”, donde ofrece una “salida laboral” para miles de jóvenes provenientes de los estratos más bajos de la sociedad, pero que “no sirve” en tiempos de guerra. Es una condena brutal porque, al fin de cuentas, ¿para qué sirve un ejército que no sirve en tiempos de guerra?


 


Además del natural instinto de supervivencia, la falta de reclutas está demostrando el carácter absolutamente impopular de la guerra de Irak. En guerras pasadas, como la Segunda Guerra Mundial, una guerra popular en los Estados Unidos, los voluntarios se presentaban en masa a los centros de reclutamiento.


 


Para completar las filas, el Pentágono se ha lanzado a lo que fue calificado como “una caza de potenciales reclutas con una ferocidad alarmante” (ídem). Oficiales reclutadores recorren las escuelas secundarias, utilizando “tácticas pesadas” para que los chicos firmen. El Pentágono les ha dado a estos reclutadores -y a empresas privadas a las que se les tercerizó parte del trabajo de reclutamiento- una base de datos que contiene la filiación de todos los jóvenes del país entre los 16 y los 25 años, sus relaciones e ingresos familiares. Con esto, los reclutadores pueden presionar a los pibes de las barriadas más empobrecidas y en condiciones familiares más difíciles para unirse al ejército.


 


La presión del Pentágono está llevando a muchos padres a organizarse para “resistir las tácticas de reclutamiento agresivo” (ídem). “Ahora, que la guerra está yendo mal y el ejército está cazando potenciales reclutas con una ferocidad alarmante, se está desarrollando una reacción que puede liquidar la capacidad de la nación de llevar adelante una guerra sin la conscripción obligatoria” (ídem). Pero Vietnam demostró que Estados Unidos no puede llevar adelante una guerra impopular con la conscripción obligatoria.


 


Después del fracaso del ejército de conscriptos en Vietnam, fracasó el ejército de profesionales voluntarios en Irak.


 


El “gendarme mundial” enfrenta una crisis militar de fondo.


 


Escuadrones de la muerte


 


Resulta inocultable la existencia de “escuadrones de la muerte” en Irak. Los llamados “comandos policiales” están integrados por miembros de las milicias de los partidos que integran el gobierno. Recorren las ciudades y los barrios a la caza de “sospechosos” de pertenecer a la resistencia, que luego aparecen asesinados.


 


Sólo en la última semana se reportaron dos casos de asesinatos masivos por parte de los escuadrones. En el primero, fueron asesinadas ocho personas que se encontraban bajo ‘‘custodia policial”. En el segundo, otras once aparecieron muertas con disparos en la cabeza y evidencias de tortura; habían sido detenidas por personal uniformado.


 


Estos “comandos” actúan a la luz del día, bajo la protección del gobierno “iraquí” y de las tropas de ocupación norteamericanas.


 

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